Y en ese instante sentí culpa, una especie de culpa nunca antes experimentada, muy pequeñita ella, y me empecé a cuestionar ¿cómo sufría mi lienzo la incertidumbre de saber qué poderosa o fatídica mezcla estaba a punto de hacer para luego postrarla en él? ¿gritaba al ver dos nuevos colores mezclarse para unificar su destrucción? O es que eran sólo los ojos tristones de mi lord Ganesha viéndome. Un lienzo que luego echaría de menos la paz que le brindaba el boceto solamente y peor extrañaría entonces la blancura total de la tela, pero yo no.
Aunque sea anonimo sabes bien quien soy verdad???
ResponderEliminarvos me sorprendes siempre, tenes un gran amor por el arte y eso es muy muy chido
te mando saludos desde las frigidas regiones de un pais que seguro amarias conocer
un abrazo para vos
arriba el mate!
ciao