lunes, 20 de julio de 2009


Me revuelven esas apócrifas ganas de profanar paredes en blanco, sin tener luego que repintarlas a su momentánea blancura. Llenarme los ojos con la obra de Tamás Péli y luego verterla, ya digerida, sobre los muros, el aburrimiento y la opresión.

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