sábado, 20 de diciembre de 2008

Tarjeta de presentación.

Los restos de café siguen pegados, el aroma se ha atenuado...
La penumbra se intensifica conforme el ocaso toma posesión, no queda nada, no se distingue nada, solo el mar de sensaciones ya casi extintas.

Un tic-tac y se abre el telón. Un electizante poder recorre a los espectadores inexistentes, una ráfaga de viento se filtra por las ventanas carcomidas de tiempo atrás...

Un tic-tac y comienza la función. Algo inexplicable surge de las paredes y se cuela en la atmósfera, o ¿será al revés? El olor a cedro se intensifica, se funde, evoluciona y descompone, parece una poesía, un verso sin terminar; sabe a miel, sabe a especias... sabe a un tierno beso en una tarde lluviosa o al pasar de los años que dejan huella en la piel. Pierde sabor. Renace, pero ahora se siente, se clava en lo más profundo, se vuelve melancolía, suspiros, alegrías, desamores, pasiones... se esconde. No se puede ver.

Tic-tac

Ahora todo está tranquilo. Todo es parte de una broma hecha para reír a carcajadas y luego llorar por falta de oxígeno.
Es sin duda la más grande obra del ser humano y al mismo tiempo la más perversa.
Es como tú, es como yo... es como nada. Es MÚSICA.

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